martes, 7 de abril de 2009

Fútbol, neoliberalismo y soberanía nacional

Por Javier Arakaki

El pasado domingo 15 de marzo, el periodista deportivo Enrique Macaya Marquez se despachó con un largo y “político” comentario sobre unos “incidentes protagonizados por la barra brava de Boca”. Al respecto reprodujo la vulgata de siempre sobre la violencia en el fútbol, pero agregó algunas declaraciones más que interesantes… Entre otras cosas dio a entender que, “por el tema de la violencia en el fútbol”, existe en este momento un proyecto de intervención de la AFA por parte del Poder Ejecutivo Nacional, lo cual, para el periodista deportivo, sería todo un despropósito. Y lo que queremos brevemente analizar en este artículo es el argumento esgrimido por dicho periodista de por qué sería un despropósito que “el Estado” intervenga la AFA.

Sin dejar de referirse ni un instante en forma sarcástica y despectiva a dicha posible intervención, Macaya señaló, palabras más, palabras menos, lo siguiente:

a) la AFA es una confederación de entidades públicas (los clubes), pero es a su vez una “entidad privada”;

b) la AFA está afiliada a la organización internacional FIFA, “que cuenta con más países afiliados que la ONU” (Macaya dixit);

c) una intervención del Estado en uno de los brazos de la FIFA (en este caso el brazo sería la AFA), generaría una posible desafiliación de la AFA para participar en torneos internacionales, con todos los inconvenientes del caso.

Tenemos aquí varios elementos para analizar.

Por un lado reeditó, en el ámbito del fútbol, la vieja perorata liberal: que el Estado no intervenga en el accionar de las entidades “privadas”, aun cuando ellas, como en el caso de la AFA, tenga una fortísima impronta sobre la vida pública. Sabemos que para la clásica concepción liberal, el Estado sólo debe servir para proteger las propiedades y el comercio -lo que comúnmente se asocia a la noción de seguridad-; y a su vez dejar hacer a los “individuos” –lo que comúnmente se asocia a la idea de libertad (de mercado). Pero desde otra concepción antropológica, no puede concebirse al individuo, ni a sus actividades “privadas”, como islas independientes del orden social en el que han surgido y donde estas se desarrollan; de esta manera, el Estado, sería la forma de manifestación de la vida en común del pueblo que conforma la nación, y por lo tanto, tendría pleno derecho a intervenir en las “actividades privadas”, y más cuando estas afectan a grandes masas de la población, como es el caso de la AFA.

Pero en las declaraciones citadas podemos hallar además otra confrontación ideológica que hace a nuestra agitada vida política en esta coyuntura mundial: ¿hasta dónde llega la soberanía de un estado-nación? En su argumento, el conductor de Fútbol de Primera fundamentó la no-intervención del Estado en la AFA no sólo en el clásico discurso liberal de la actividad privada ya mencionado, sino también en el discurso neoliberal de la “globalización”. Al referir que la FIFA tiene “más países afiliados que la ONU, el periodista buscó darle una legitimidad de origen a la misma otorgándole un rango de “ente internacional”; pero al decir que la AFA es una especie de brazo de la FIFA, y que si el Estado argentino la interviene estaría forzando una posible desafiliación -como si se afectara con esa acción el territorio de un ente soberano-, está dándole a la FIFA un rango trasnacional

Y ahí es donde se hace presente toda una serie de instituciones que nacen al calor de los acuerdos de Bretton Woods de 1944, desde cuando el neoliberalismo viene construyendo ese rango de trasnacionalidad para diversas instituciones, como: las grandes corporaciones económicas privadas, el FMI, el BM, la intervención militar trasnacional a través de los “cascos blancos” y los “cascos azules”, el Tribunal Penal Mundial inaugurado con el desmembramiento de la Europa del Este… y en este caso, Macaya Marquez le otorga explícitamente ese mismo rango a la FIFA. Y entonces he aquí el debate en cuestión: ¿qué pasa con la soberanía de un estado-nación sobre su territorio y su población con esta intervención de entidades trasnacionales, siendo que hasta aquí dicha soberanía de acción sobre el propio territorio fue prácticamente el fundamento mismo de la existencia de los estados-nación? ¿Desde qué perspectiva se busca fundamentar que el Estado no tiene derecho a intervenir una entidad que afecta profundamente vastos movimientos de vastas masas de la población del país…?

Como vemos, en un “inocente comentario” sobre la violencia en el fútbol podemos hallar subrepticias actualizaciones de viejos y profundos debates ideológicos que cuentan con no menos de dos siglos de existencia, y que eximen de “ingenuidad” a todo portador de los mismos en cualquier escenario de masas que lo esgrima.

PD: …las relaciones establecidas en este artículo entre un deporte un la soberanía nacional pueden parecer una exageración, pero contamos con evidencia empírica sobre la fuerte influencia que ejerce “el fútbol” en la conformación de las identidades colectivas –como lo es la identidad nacional- entre los jóvenes.