lunes, 23 de marzo de 2009

¡Otro tema!


Federico D´Agostino



Nuevamente está en boga el tema de la nueva Ley de Radiodifusión y Medios Audiovisuales. Más precisamente se ha presentado durante 60 días a debate público el pre-proyecto de ley que entre sus puntos estructurales propone que ni el Estado, ni las empresas multimediales, ni los espacios comunitarios puedan tener bajo su control más de un 33% del total de los distintos medios de comunicación en todo el país. En segundo lugar promueve medidas anti-monopólicas a la hora de adjudicar licencias a privados, sean ONGs, Asociaciones Civiles, Fundaciones y/o Empresas de telecomunicación y contenidos con fines de lucro. (Para más información visitar el sitio: vvww.mediosencartaabierta.blogspot.com).

Esto es lo central a nivel de la estructura comunicativa que deberá desarrollarse si tal ley es aprobada por ambas cámaras, a fin de establecer una regulación legal que garantice la pluralidad y el derecho a la información.

No obstante sólo canal 7 dio a conocer tal acontecimiento, además de entrevistar a los que asistieron al Teatro Nacional de La Plata el pasado miércoles 18 de marzo. Claro que todos los demás medios privados se ocupaban de un tema más acuciante: "la inseguridad". Es hasta obvio decir que cualquier tema tiene necesariamente que ser más importante que una nueva comunicación.

La inseguridad parece ser hoy, y ya desde hace por lo menos un lustro, el tema central del país. A veces se lo relacionaba con la existencia de las villas, sobre todo entre el 2002 y el 2004, donde surgieron voces reaccionarias y de un pensamiento marcial. La así denominada "derecha" se hizo presente en la escena mediática. Surgían empresas multimedia como las de Daniel Hadad, o las del actual candidato precandidato Francisco de Narvaez en Multimedios América, y con ellos comunicadores/operadores políticos afines. Estaba muy en boga el "problema Piquetero", y la inseguridad estaba más ligada a lo social y/o político. Casi queriendo hacer una suerte de paralelismo con la década del setenta. Por entonces Mariano Grondona forjaba el calificativo "setentistas".

Luego del breve romance de los Multimedios con el kirchnerismo, surge ya la "inseguridad abstracta" si se me permite el término. Empieza a ser una especie de problema más ligado a la moral que a lo socioeconómico. Ya parece no haber culpable de los "raides delictivos" a los que se enfrenta "la gente". Todos los días repetidos hasta el hartazgo se hace referencia a asaltos. La gráfica le dedica páginas enteras a policiales que ya rozan lo macabro y el amarillismo. El delito ya no es prerrogativa del “pibe chorro”, ahora el joven es casi un delincuente en potencia. Lo cierto es que la inseguridad es un ente invisible que recorre transversalmente toda la sociedad, sin tener autores claros. Algo bastante parecido con lo que se llamó "la subversión" durante la última dictadura.

Casos de psicosis social generada desde los medios abundan. Sin ir muy lejos en el tiempo, luego del 11-S, cada dos por tres se escuchaban de casos de ántrax en el país. O la famosa gripe aviar del 2005. Ya nadie habla de esos temas. Con el tema de inseguridad actual, ningún medio cita estadísticas elaboradas por organismos internacionales que no guardan intereses con la coyuntura política nacional. Argentina presenta uno de los índices más bajos de delito en toda América en relación a la cantidad de habitantes, muy por debajo de Colombia, Venezuela, Brasil, México, EEUU, Chile y Centroamérica. Las mediciones no han aumentado en comparación con las de hace diez años atrás. Sin embargo cualquier extranjero que arribara a estos lares y consultara medios de comunicación, pensaría que estamos al borde de una guerra civil. “El campo” y “la inseguridad”, son los monotemas de hace ya un año y contando.

¿Qué se discute en realidad tras la maraña mediática?

El tema es el mismo del año pasado: negocios entre distintos holdings que operan en el país con total libertad, tanto a través de las telecomunicaciones como a través de la renta agraria. Cabe explicar que no son holdings distintos, sino que unos se solapan con los otros. Hoy la pelea es por la renta y allí aparecen las retenciones.

Para decirlo en pocas palabras: las retenciones son lo mismo que pagar un alquiler: el suelo es nacional, el dueño de la tierra no invierte nada y arrienda su campo a un pool de siembra. El pool de siembra divide sus ganancias de exportación con el terrateniente. Las retenciones se la cobran al pool, no al terrateniente, como alquiler por utilizar el suelo argentino. Ese dinero, si no existieran las retenciones, se lo llevan íntegramente estos holdings agrícolas para girarlos a la banca internacional. Bajo este escenario por el que pelea la Mesa de Enlace, el poco dinero que quedara, está en manos del terrateniente, que lo invertirá en pos de intereses propios y que sirven a engrosar la especulación financiera. De toda la cosecha que se hizo en suelo argentino, la población de este país que no posee campos no percibe un solo centavo. Además si no existieran retenciones, el valor de los alimentos como carnes, verduras y cereales pasaran a contabilizarse a precio internacional, lo cual aumentará en valor peso, como es el caso del Uruguay, en donde el bife de lomo tiene un valor equivalente al de 50 pesos argentinos. Uruguay no cobra retenciones.

Hace un año se buscó renovar la Ley de Radiodifusión, y el “paro” de los pooles de siembra se comieron la opinión pública. Hoy no será el campo (o no tanto como el año anterior) pero es la inseguridad. Siempre es algo.

No puede resultar extraño que se hayan vuelto a las medidas de fuerza de parte de la Mesa de Enlace, como el corte de rutas, a la vez que se intenta machacar con un "flagelo" adulterado como es la inseguridad. Todo esto cuando se están tratando dos temas centrales y estructurales en lo que hace a la economía y la política del país todo: que el Estado regule un bien estratégico como el alimento y planifique las políticas agrarias; y por otro lado la creación de una política comunicativa que favorezca la pluralidad de opiniones y de actores sociales en los medios, a la vez de hacer de los medios un servicio social y no unos multimedia que producen contenidos en base a una lógica mercantilista.

Lejos de caer en una especie de paranoia de que "todos complotan contra nosotros", hay que aclarar que el vicepresidente del Grupo Clarín, José Aranda, es el titular de uno de los mayores pooles de siembra (holdings) que hace negocios en el país como lo es COPRA, asociada con otros pooles como ADECOAGRO que lidera el magnate húngaro George Soros. No hay que olvidar que la Mesa de Enlace representa exclusivamente los intereses de estos capitales inversores que pretenden controlar la producción agraria en sociedad con los latifundistas y terratenientes nucleados en SRA, CRA, CONINAGRO y FAA.


Data:

- Para conocer más sobre los negocios agrarios del Grupo Clarín véase el número 22 de Revista 2010 de noviembre de 2008 en vvww.revista2010.com.ar